LOS PARADIGMAS DE LAS
JUSTICIA BRITÁNICA
LOS EJEMPLOS DEL
COMPADRE MILICO Y EL “ROTO” AUSTRALIANO
Por: Carlos
Yrisarry
Después de 11 meses de olvido llegamos a septiembre, mes de la memoria, en
el que siempre es obligado recordar algunos de los episodios históricos que son
los frutos de las semillas que se plantaron el 11 de septiembre de 1973 en
Chile.
Pasados 25 años del inicio de la peor dictadura vivida en Chile durante su historia, y tan solo 8
años de su fin, en 1998 el ex General y Senador de la República, Augusto Pinochet
era detenido en Londres tras una demanda de extradición presentada por los
tribunales españoles. La acusación era grave: delitos de asesinatos, torturas y
desapariciones masivas de personas, entre los que se incluían ciudadanos de
decenas de naciones, entre ellas, España. Las cifras oficiales hablan de
alrededor de 3500 muertos y la cifra de los torturados, según los organismos
defensores de derechos humanos, ronda en la 100.000 personas. Alrededor de
400.000 individuos tuvieron que exiliarse ante el peligro de que tuvieran el
mismo destino.
Entre estas víctimas, se encuentran un altísimo porcentaje de las mujeres
que fueron asesinadas y/o torturadas. La inmensa mayoría, según los informes
oficiales, fueron sometidas a todo tipo de vejaciones sexuales y violaciones. En
numerosos casos estas prácticas fueron perpetradas con animales adiestrados,
como perros, o mediante la penetración vaginal de todo tipo de insectos
venenosos o ratas hambrientas. Gran parte de las mujeres que sobrevivieron a
semejante terror, nunca pudieron quedarse embarazadas o volver a tener
relaciones sexuales.
Una vez que los tribunales de España fueron a dar caza al villano vil, otros
estados decidieron seguir el ejemplo y presentaron al Estado inglés demandas de
extradición. Lamentablemente, ningún tribunal inglés se atrevió a procesar a
Pinochet a pesar de que también ciudadanos ingleses fueron igualmente sometidos
a violaciones, vejaciones y terribles torturas durante el régimen militar.
En el año 2000, después de dos años de discusiones e investigaciones, y,
especialmente, presión de lobbies amigos del dictador (tales como políticos,
empresarios y fabricantes de armas), Pinochet quedó libre de cargos “por
razones humanitarias”. La razón fue que el dictador no estaba en condiciones
mentales para ser procesado. Fue una respuesta extraña dado que hasta el mismo
año 1998 había ocupado el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y,
desde esa misma fecha ocupaba se había convertido en Senador, pero su punto de
razón tenía. Nadie que tenga como pasatiempos el asesinato y las torturas está
en su sano juicio. Pero, si eso era así, ¿cómo fue posible que ninguna potencia
extranjera intervino para desbancarle del poder y frenar esa masacre? Como
decía Kissinger, Secretario de Estado de los Estados Unidos, del general
Pinochet: “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
En cualquier caso, hubo un hecho muy concreto por el que Pinochet tenía grandes
amigos en Reino Unidos. Se trató de la ayuda logística ofrecida las Fuerzas
Armadas británicas durante la Guerra de las Malvinas (1982) en el que se
enfrentaron Reino Unido y la República Argentina. Además, Pinochet compartía
experiencias y proyectos de modelos económicos con Margaret Thatcher: el neoliberalismo.
La colaboración en área económica y bélica, unió para siempre al dictador con
Reino Unido. Por ello que era el único país en Europa al que viajaba
relajadamente con relativa frecuencia. Pinochet y Thatcher estaban fascinados
el uno de otro.
Si pegamos un salgo al tiempo presente, Reino Unido vuelve a ser objeto de
observación mundial. En esta ocasión, el personaje a quien se solicita
extradición no tiene a sus espaldas unos crímenes como los de Pinochet. Quizás,
la experiencia previa con el dictador chileno fue interpretada por Julian Assange
como una garantía de seguridad y por eso se estableció en el Reino Unido. Pero
había una diferencia sustancial que Assage no sabía, y es que la justicia hace distinción
entre amigos y enemigos de la patria.
Pero ¿qué convierte a Assange en un enemigo del Reino Unido? Para quienes
todavía no lo sepan, el volumen de documentación publicada en Internet por
Wikileaks ha perjudicado notablemente la imagen de los Estados Unidos y sus
aliados en las guerras en Afganistán, Iraq y otros países. Su publicación ha
sido aplaudida, por amigos de la paz y criticada mundialmente por del
imperialismo. No hay más que ver los nombres de las personas y empresas que han
salido públicamente para alzar su voz a favor y en contra.
Con estas líneas no se trata de defender a Assage de las acusaciones
presentadas en Suecia. El objetivo es simplemente el de aportar más reflexiones
al debate que gira sobre su caso con el fin de ayudar a esclarecer la verdad de
lo que está sucediendo.
Quien lea la prensa mundial y participe en el debate que gira alrededor de
este caso, podrá observar que no son pocas las personas que afirman la seriedad
del caso por el mero hecho de que sea Suecia quien solicite la extradición.
Suecia es un país conocido mundialmente por su compromiso humanitario y por la
defensa de los derechos humanos. Tras el golpe militar en Chile, justamente la
Embajada de Suecia recibió aproximadamente 500 asilados, personas a quienes el
régimen de Pinochet acusaban de terroristas, delincuentes, corruptos y toda una
serie de delitos todavía mayores de los que pesan en la espalda de Assange. Los
diplomáticos y el gobierno sueco se mantuvieron firmes y no entregaron a una
sola persona ante la seguridad de que se trataba de falsas acusaciones y ante
el peligro de muerte que correrían esas personas en el caso de ser entregadas.
Además de esas centenas, otros tantos miles, acusados por los mismos delitos,
fueron recibidos generosamente en el país escandinavo. Casos similares
encontramos con otros países en el mundo.
El pasado reciente da credibilidad a que la justicia sueca funciona, y que
las garantías para un juicio justo están dadas en este país. No son pocas las
voces que han aparecido públicamente con el discurso de que Suecia tiene un Estado
de Derecho consolidado y que las garantías judiciales están dadas.
Sin embargo, es necesario recordar que Suecia ha cambiado claramente de
actitud a lo largo de la década de los años noventa y especialmente entrados en
el nuevo siglo. Suecia mantiene tropas en Afganistán, y, además, por los
aeropuertos suecos pasaron los aviones clandestinos de la CIA con los
secuestrados que estaban siendo trasladados a Guantánamo u otros centros de
detención ilegal y tortura semejantes. Evidentemente, el gobierno sueco
autorizó el aterrizaje y el abastecimiento de estos aviones en Suecia. La
colaboración de Suecia en operaciones de la OTAN están a la orden del día.
Si detrás de la acusación de Assage hay una
planificación previa, no cabe duda que ésta ha sido bien elaborada. El
sentido común de los analistas les permite pronosticar que así podría ser. Algunas
de las razones son las siguientes:
1. La credibilidad internacional que da la denuncia al hecho de que se haya
producido en Suecia, país con un Estado de Derecho ejemplar en el mundo.
2. Credibilidad a que sea la justicia sueca quien reclame la extradición
por un delito tan horrible como es una violación pero que muy escasas veces se
ha solicitado antes para delitos de la misma naturaleza.
3. El fenómeno de que Assange ya es considerado culpable por un número
importante de personas que entiende que esa denuncia nada más que puede
realizarse cuando realmente se ha cometido. La razón de este argumento es la
lamentable realidad de que la inmensa mayoría de estos delitos no se denuncian
y/o quedan impunes.
4. Credibilidad a que sean dos chicas de centro-izquierda y activistas
quienes hayan puesto la denuncia.
5. Credibilidad de que la violación se haya cometido con unos hábitos de
conducta que poca semejanza tienen con la imagen de la personalidad de Assage.
6. Lograr, a partir de esta estrategia, que defiendan a Assange personas generalmente
del sexo masculino con posiciones conservadoras, machistas y misóginas, quienes
con argumentos superficiales, simplistas y nada respetuosos, nieguen la
violación denunciada, no porque supongan que hay un complot detrás, sino por
simple mentira y manipulación de las acusantes.
No cabría la menor duda de que Assage se siente descontento de tener a
estas personas entre sus defensores.
Dentro de este aspecto resulta lamentable ver como sectores conservadores
aprovechen esta coyuntura para cuestionar y atacar el sistema judicial sueco en
material de abusos sexuales, afirmando que Suecia es la “Arabia Saudita” de la
tiranía feminista.
Un detalle curioso de la discusión que gira alrededor de la detención de
Assange es la variable nacionalista. La mayoría de la sociedad sueca, sin que
importe el color político, considera que Assange es culpable de los delitos que
se les impugnan por el mero hecho de que sea su patria la que está al frente del
caso. En el caso de Ecuador y otros países latinoamericanos, ocurre justamente
lo contrario.
En cualquier caso, quien estudie el caso y vea el contexto histórico de los
países participantes en el asunto, podrá darse cuenta de una serie de aspectos
que hacen el entramado aun más sospechoso:
1. La manera en la que las chicas se
pusieron en contacto entre si.
2. El hecho de que una de ellas mantenía una relación cercana de supuesta
amistad con Assage en el momento de hacerse la denuncia
3. El hecho de que una de ellas haya escrito críticas directas contra el
régimen cubano, lo que puede interpretarse, tal como ha sido ya se ha hecho, de
tener conexiones con la CIA.
Evidentemente hay quienes defienden a las chicas de no ser, o tener
vínculos, con los servicios secretos estadounidenses simplemente porque no
tienes el aspecto de los personajes de una película de James Bond. Es
sorprendente que un sector de la sociedad todavía se imagina que los agentes de
los servicios secretos y/o sus colaboradores vistan con gabardina negra,
anteojos oscuros y sombrero de copa, así como elegancia conservadora y seriedad
en el trato. Por eso que cualquiera que salga de este prototipo es imposible
que tenga vinculación con este tipo de organizaciones.
En definitiva, quien cuestiona o combate un régimen dictatorial como lo fue
la Junta Militar de Chile, tiene derecho a ser auxiliado por los países
occidentales que cuestionan, además, la legalidad del mismo aunque sin llegar a
derrocarlo. Pero quien cuestiona el modelo social y el sistema económico de los
países occidentales, así como su intervencionismo en el mundo, no corre la
misma suerte de ser auxiliado.
Podría parecer que la manera en la que se acusó al disidente de la Junta Militar
en el tiempo pasado y en el tiempo presente se hace con el crítico del
intervencionismo occidental capitalista es, generalmente, bajo el mismo tipo de
delitos. Pero hay algunas sutiles diferencias. Si el régimen militar acusaba de
pertenencia a grupos armados y casos de corrupción, Occidente busca razones más
sensibles dentro del terreno ético y moral con el fin de ocasionar una gran
conmoción y división dentro del propio sector que apoya los fines de Wikileaks.
Y es que la experiencia sirve de algo.