jueves, 13 de septiembre de 2012


LOS PARADIGMAS DE LAS JUSTICIA BRITÁNICA
LOS EJEMPLOS DEL COMPADRE MILICO Y EL “ROTO” AUSTRALIANO

Por: Carlos Yrisarry

Después de 11 meses de olvido llegamos a septiembre, mes de la memoria, en el que siempre es obligado recordar algunos de los episodios históricos que son los frutos de las semillas que se plantaron el 11 de septiembre de 1973 en Chile.

Pasados 25 años del inicio de la peor dictadura vivida  en Chile durante su historia, y tan solo 8 años de su fin, en 1998 el ex General y Senador de la República, Augusto Pinochet era detenido en Londres tras una demanda de extradición presentada por los tribunales españoles. La acusación era grave: delitos de asesinatos, torturas y desapariciones masivas de personas, entre los que se incluían ciudadanos de decenas de naciones, entre ellas, España. Las cifras oficiales hablan de alrededor de 3500 muertos y la cifra de los torturados, según los organismos defensores de derechos humanos, ronda en la 100.000 personas. Alrededor de 400.000 individuos tuvieron que exiliarse ante el peligro de que tuvieran el mismo destino.

Entre estas víctimas, se encuentran un altísimo porcentaje de las mujeres que fueron asesinadas y/o torturadas. La inmensa mayoría, según los informes oficiales, fueron sometidas a todo tipo de vejaciones sexuales y violaciones. En numerosos casos estas prácticas fueron perpetradas con animales adiestrados, como perros, o mediante la penetración vaginal de todo tipo de insectos venenosos o ratas hambrientas. Gran parte de las mujeres que sobrevivieron a semejante terror, nunca pudieron quedarse embarazadas o volver a tener relaciones sexuales.

Una vez que los tribunales de España fueron a dar caza al villano vil, otros estados decidieron seguir el ejemplo y presentaron al Estado inglés demandas de extradición. Lamentablemente, ningún tribunal inglés se atrevió a procesar a Pinochet a pesar de que también ciudadanos ingleses fueron igualmente sometidos a violaciones, vejaciones y terribles torturas durante el régimen militar.

En el año 2000, después de dos años de discusiones e investigaciones, y, especialmente, presión de lobbies amigos del dictador (tales como políticos, empresarios y fabricantes de armas), Pinochet quedó libre de cargos “por razones humanitarias”. La razón fue que el dictador no estaba en condiciones mentales para ser procesado. Fue una respuesta extraña dado que hasta el mismo año 1998 había ocupado el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y, desde esa misma fecha ocupaba se había convertido en Senador, pero su punto de razón tenía. Nadie que tenga como pasatiempos el asesinato y las torturas está en su sano juicio. Pero, si eso era así, ¿cómo fue posible que ninguna potencia extranjera intervino para desbancarle del poder y frenar esa masacre? Como decía Kissinger, Secretario de Estado de los Estados Unidos, del general Pinochet: “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

En cualquier caso, hubo un hecho muy concreto por el que Pinochet tenía grandes amigos en Reino Unidos. Se trató de la ayuda logística ofrecida las Fuerzas Armadas británicas durante la Guerra de las Malvinas (1982) en el que se enfrentaron Reino Unido y la República Argentina. Además, Pinochet compartía experiencias y proyectos de modelos económicos con Margaret Thatcher: el neoliberalismo. La colaboración en área económica y bélica, unió para siempre al dictador con Reino Unido. Por ello que era el único país en Europa al que viajaba relajadamente con relativa frecuencia. Pinochet y Thatcher estaban fascinados el uno de otro.

Si pegamos un salgo al tiempo presente, Reino Unido vuelve a ser objeto de observación mundial. En esta ocasión, el personaje a quien se solicita extradición no tiene a sus espaldas unos crímenes como los de Pinochet. Quizás, la experiencia previa con el dictador chileno fue interpretada por Julian Assange como una garantía de seguridad y por eso se estableció en el Reino Unido. Pero había una diferencia sustancial que Assage no sabía, y es que la justicia hace distinción entre amigos y enemigos de la patria.

Pero ¿qué convierte a Assange en un enemigo del Reino Unido? Para quienes todavía no lo sepan, el volumen de documentación publicada en Internet por Wikileaks ha perjudicado notablemente la imagen de los Estados Unidos y sus aliados en las guerras en Afganistán, Iraq y otros países. Su publicación ha sido aplaudida, por amigos de la paz y criticada mundialmente por del imperialismo. No hay más que ver los nombres de las personas y empresas que han salido públicamente para alzar su voz a favor y en contra.

Con estas líneas no se trata de defender a Assage de las acusaciones presentadas en Suecia. El objetivo es simplemente el de aportar más reflexiones al debate que gira sobre su caso con el fin de ayudar a esclarecer la verdad de lo que está sucediendo.

Quien lea la prensa mundial y participe en el debate que gira alrededor de este caso, podrá observar que no son pocas las personas que afirman la seriedad del caso por el mero hecho de que sea Suecia quien solicite la extradición. Suecia es un país conocido mundialmente por su compromiso humanitario y por la defensa de los derechos humanos. Tras el golpe militar en Chile, justamente la Embajada de Suecia recibió aproximadamente 500 asilados, personas a quienes el régimen de Pinochet acusaban de terroristas, delincuentes, corruptos y toda una serie de delitos todavía mayores de los que pesan en la espalda de Assange. Los diplomáticos y el gobierno sueco se mantuvieron firmes y no entregaron a una sola persona ante la seguridad de que se trataba de falsas acusaciones y ante el peligro de muerte que correrían esas personas en el caso de ser entregadas. Además de esas centenas, otros tantos miles, acusados por los mismos delitos, fueron recibidos generosamente en el país escandinavo. Casos similares encontramos con otros países en el mundo.

El pasado reciente da credibilidad a que la justicia sueca funciona, y que las garantías para un juicio justo están dadas en este país. No son pocas las voces que han aparecido públicamente con el discurso de que Suecia tiene un Estado de Derecho consolidado y que las garantías judiciales están dadas.

Sin embargo, es necesario recordar que Suecia ha cambiado claramente de actitud a lo largo de la década de los años noventa y especialmente entrados en el nuevo siglo. Suecia mantiene tropas en Afganistán, y, además, por los aeropuertos suecos pasaron los aviones clandestinos de la CIA con los secuestrados que estaban siendo trasladados a Guantánamo u otros centros de detención ilegal y tortura semejantes. Evidentemente, el gobierno sueco autorizó el aterrizaje y el abastecimiento de estos aviones en Suecia. La colaboración de Suecia en operaciones de la OTAN están a la orden del día.

Si detrás de la acusación de Assage hay una  planificación previa, no cabe duda que ésta ha sido bien elaborada. El sentido común de los analistas les permite pronosticar que así podría ser. Algunas de las razones son las siguientes:

1. La credibilidad internacional que da la denuncia al hecho de que se haya producido en Suecia, país con un Estado de Derecho ejemplar en el mundo.

2. Credibilidad a que sea la justicia sueca quien reclame la extradición por un delito tan horrible como es una violación pero que muy escasas veces se ha solicitado antes para delitos de la misma naturaleza.

3. El fenómeno de que Assange ya es considerado culpable por un número importante de personas que entiende que esa denuncia nada más que puede realizarse cuando realmente se ha cometido. La razón de este argumento es la lamentable realidad de que la inmensa mayoría de estos delitos no se denuncian y/o quedan impunes.

4. Credibilidad a que sean dos chicas de centro-izquierda y activistas quienes hayan puesto la denuncia.

5. Credibilidad de que la violación se haya cometido con unos hábitos de conducta que poca semejanza tienen con la imagen de la personalidad de Assage.

6. Lograr, a partir de esta estrategia, que defiendan a Assange personas generalmente del sexo masculino con posiciones conservadoras, machistas y misóginas, quienes con argumentos superficiales, simplistas y nada respetuosos, nieguen la violación denunciada, no porque supongan que hay un complot detrás, sino por simple mentira y manipulación de las acusantes.  No cabría la menor duda de que Assage se siente descontento de tener a estas personas entre sus defensores.

Dentro de este aspecto resulta lamentable ver como sectores conservadores aprovechen esta coyuntura para cuestionar y atacar el sistema judicial sueco en material de abusos sexuales, afirmando que Suecia es la “Arabia Saudita” de la tiranía feminista.

Un detalle curioso de la discusión que gira alrededor de la detención de Assange es la variable nacionalista. La mayoría de la sociedad sueca, sin que importe el color político, considera que Assange es culpable de los delitos que se les impugnan por el mero hecho de que sea su patria la que está al frente del caso. En el caso de Ecuador y otros países latinoamericanos, ocurre justamente lo contrario.

En cualquier caso, quien estudie el caso y vea el contexto histórico de los países participantes en el asunto, podrá darse cuenta de una serie de aspectos que hacen el entramado aun más sospechoso:

1.  La manera en la que las chicas se pusieron en contacto entre si.

2. El hecho de que una de ellas mantenía una relación cercana de supuesta amistad con Assage en el momento de hacerse la denuncia

3. El hecho de que una de ellas haya escrito críticas directas contra el régimen cubano, lo que puede interpretarse, tal como ha sido ya se ha hecho, de tener conexiones con la CIA.

Evidentemente hay quienes defienden a las chicas de no ser, o tener vínculos, con los servicios secretos estadounidenses simplemente porque no tienes el aspecto de los personajes de una película de James Bond. Es sorprendente que un sector de la sociedad todavía se imagina que los agentes de los servicios secretos y/o sus colaboradores vistan con gabardina negra, anteojos oscuros y sombrero de copa, así como elegancia conservadora y seriedad en el trato. Por eso que cualquiera que salga de este prototipo es imposible que tenga vinculación con este tipo de organizaciones.

En definitiva, quien cuestiona o combate un régimen dictatorial como lo fue la Junta Militar de Chile, tiene derecho a ser auxiliado por los países occidentales que cuestionan, además, la legalidad del mismo aunque sin llegar a derrocarlo. Pero quien cuestiona el modelo social y el sistema económico de los países occidentales, así como su intervencionismo en el mundo, no corre la misma suerte de ser auxiliado.

Podría parecer que la manera en la que se acusó al disidente de la Junta Militar en el tiempo pasado y en el tiempo presente se hace con el crítico del intervencionismo occidental capitalista es, generalmente, bajo el mismo tipo de delitos. Pero hay algunas sutiles diferencias. Si el régimen militar acusaba de pertenencia a grupos armados y casos de corrupción, Occidente busca razones más sensibles dentro del terreno ético y moral con el fin de ocasionar una gran conmoción y división dentro del propio sector que apoya los fines de Wikileaks. Y es que la experiencia sirve de algo.

martes, 11 de septiembre de 2012


La pérdida de los valores

Por: Marco Baeza
Foto: Chelo

Me preguntaron si quería escribir algún texto para el Kabezanegra durante el mes de Septiembre, acepté gustoso y me puse manos a la obra. Con el pasar de los días la tarea  asumida se tornaba imposible pues hay tantos temas que tocar durante este mes. Septiembre no es tan sólo chicha y empanadas, tampoco es únicamente volantines jugando al viento, o una cueca chora de la mano de una china coquetona; septiembre es mucho más que fiestas patrias escarbando tu alma en busca de un patriotismo enarbolado. Septiembre también es llanto, tumbas vacías y preguntas sin respuestas. Septiembre parió a Víctor Jara y Septiembre nos dejó sin su canto nuevo; Septiembre nos dejó sin Neruda y sin poemas en la Isla Negra; es un mes que nos ha dejado más lágrimas que risas, es el mes de la rabia y la impotencia, es el mes de las madres buscando a sus  hijos y de los hijos buscando a sus padres, es el mes de la prepotencia y los abusos de poder, es el mes de los humanos sin derechos humanos.

Con tanta paradoja decidí seguir en la misma línea, concentrándome en situaciones vividas, particularmente en situaciones absurdas que tratan más que nada de lo lunático que puede ser el ser humano. Septiembre es un mes terrible. Muchas de las personas que llegaron hasta estas tierras tienen malas experiencias de este mes y muchos de ellos construyeron sus valores ideológicos antes y después del 11 de septiembre de 1973.

Hay algo que me inquieta desde mucho tiempo, y tiene que ver con lo débiles que pueden ser algunas personas con sus valores y cómo de un día para otro los dejan tirados en el asfalto. Quiero contarles la historia en forma breve de tres personas: un comunista, un mirista y una compañera del FPMR.

Juan, miembro activo del partido comunista en Chile, llegó a mediados de los 80 a Suecia. Lo conocí a finales de los 80, en Eskilstuna, en donde trabajó arduamente para componer una célula comunista. Era un tipo simpático, con más palabras que un diccionario. Recuerdo que no le gustaba que mencionaran su nombre, prefería las chapas políticas. “Es por seguridad de todos” acostumbraba decir. Su departamento era un santuario colorado: Lenin, Marx y tantos otros colgaban en todas las paredes invitándote a gozar de una biblioteca bolchevique sin igual. Le dejé de ver y con los años pregunté por él a un amigo. “Por ahí anda, ahora es pastor evangélico” fue la respuesta, y yo que me voy de culo de la impresión, ¿qué le pasó a Juan? Juan el idealista, el hombre que soñaba con cambiar el mundo. Me gustaría encontrarlo y hacerle mil preguntas. Le exigiría que me explicara por qué “hermano” y ya no “compañero”; que me explicara, por qué si antes pregonaba a los cuatro vientos las libertades de pensamiento, hoy en día discrimina y trata de mala forma a quienes no piensan como él; que me explicara qué mierda hice yo para que me llame en forma despectiva “pecador, alma perdida”. Cómo me gustaría encontrarte Juan, sólo tú tienes las respuestas a mis interrogantes.

Mauricio Rojas llegó a Suecia el año 74, pertenecía al MIR, partió al exilio a raíz de las constantes persecuciones por parte del régimen militar. Con el tiempo sus  ideas se empiezan a desvanecer, hasta romper de forma definitiva con su pasado marxista. Algunos le llamaban el mercenario de la política, pues a muchos les costaba  entender que Mauricio  transitara de partido a partido, no importando si eran de centro o derecha. Trabajó con el partido moderado, también con el partido liberal sueco, partidos políticos muy alejados de los principios marxistas adquiridos en su juventud. Y vuelvo a la misma pregunta, ¿qué te pasó Mauricio? ¿Es que acaso tus ideales colgaban de un hilo delgado y este se cortó con el pasar del tiempo? ¿Qué pasó con tu brújula, esa que guiaba tus valores, la que indicaba tu norte? ¿La perdiste? ¿Es que acaso las comodidades adquiridas en tu nuevo país te asustaron y ayudaron a que renegaras de tus ideas? No te estoy juzgando Mauricio, pero me cuesta entenderte.

Cristina llegó a Suecia a mediados de los 80, al igual que el grueso de los chilenos que viven en este país. Se instaló en Köping. Era común verle todos los días corriendo en los parques de la ciudad sin importarle la lluvia, la nieve o los días calurosos. Me la presentó un amigo y un día le pregunté a ella por su manía, esa de correr y correr: “me estoy preparando para el regreso compañero”, me respondió con una seriedad que no daba lugar a dudas. Primero pasaría por Cuba, me explicó, para aprender tácticas guerrilleras y el manejo de algunas armas de fuego; luego entraría en forma clandestina a Chile y a enrolarse de lleno en la lucha armada en contra del régimen del general. Me la encontré unas tres veces y luego le perdí el rastro. Me contaron que hoy en día aún está en Suecia y que sigue corriendo, en los mismos parques de Köping. Claro que ya no se prepara para asaltar dictaduras; hoy su lucha es otra, contra su propio cuerpo, contra sus kilos. Me pregunto qué cresta le pasó a Cristina. ¿Dónde están esos sueños libertarios, dónde están sus luchas por una vida más igualitaria? ¿Dónde están la boina y el traje verde, el fusil y la bandera?  No me digas que te arrepentiste, que te sientes más cómoda con vestidos largos y tacos altos. No te preocupes que no estoy juzgándote, no tengo por qué hacerlo.  

Me acuerdo del comunista, el mirista, la frentista. Trato de encontrar respuesta a sus cambios. Me gustaría confrontarlos sin sentarlos en la pica; sólo quiero comprender el por qué estas personas, que construyeron sus vidas persiguiendo ideales, de la noche a la mañana sufrieron cambios tan profundos. ¿Será que cuando eres joven tus ideales van acompañados de una  pasión desenfrenada que se diluye con el correr de los años? ¿Será que los ideales evolucionan con el tiempo, llegando a sufrir grandes cambios? ¿Qué creen ustedes? A los idealistas muchos les llaman soñadores, si es así, ¿en qué momento despertaron y dejaron de soñar? Quizás se disfrazaron con valores que les quedaban grandes para sacar provecho de las circunstancias que imperaban por esos tiempos. Tal vez sus demandas colectivas se fueron disipando al ver saciadas sus demandas personales. Mejor dejo este texto hasta aquí, con tantas interrogantes terminaré rayando la papa.




EL ACTUAL CONFLICTO ESTUDIANTIL CHILENO

Por: Carlos Rodriguez Cisternas
Foto:Alexis Tommasin

La lucha estudiantil que se llevó durante el último periodo, está marcada por varios acontecimientos. En primer lugar, las consecuencias que trajo el terremoto a familias de diversas zonas afectadas del país, que obligaron a muchos estudiantes a dejar de lado sus estudios. Es así como también, además de no solucionar el problema de la educación mercantil, basada en la LOCE y su reforzamiento a través de la LGE, el gobierno empezó a planificar una «Gran Reforma Educacional» que fortalece la educación privada a costa de reducir la educación «pública» aún más de lo que está, situación que también se vieron afectados los profesores. Por otra parte, se vio afectado también el costo del pasaje escolar del transantiago, con un alza que llega al precio de $160. Junto con todo esto, se suman también los problemas que se vienen arrastrando hace años, como la mala infraestructura de los liceos, el cierre de carreras universitarias e institutos, lo que dice que la lucha estudiantil del año 2010 - 2011 tome como demanda la exigencia de una solución frente a estos problemas, manifestándose a través de diferentes formas de lucha (tomas de establecimientos, marchas, etc.), las cuales fueron violentamente reprimidas por parte del nuevo gobierno; desalojos inmediatos de tomas de liceos, expulsión de estudiantes, el encuentro de una suma de infiltrados de carabineros filmando a estudiantes en las protestas, etc. Asimismo, poco se tocó el tema de las movilizaciones en los medios de comunicación (de todos los sectores, no solamente estudiantil), ya que fueron censuradas por la prensa para demostrar que el nuevo gobierno tenía a todo el país controlado, encontrándose desinformadas unas de otras. A pesar de las censuras y la fuerte represión en las movilizaciones, continuó llevándose a cabo la lucha estudiantil. No obstante, el gobierno siguió adelante con sus proyectos de aumentar la privatización de la educación, expresada actualmente en el Proyecto Ley de la Reforma Educacional impulsada por el Ministro de Educación Joaquín Lavín, la que se encuentra en debate en el Congreso Nacional. Además de esto, hay que sumar que el costo del pasaje estudiante y adulto no deja de subir.

Los cientos de miles de estudiantes que se han movilizado en el último tiempo han dejado en claro que el modelo capitalista neoliberal de desarrollo aplicado al campo de la educación ha sido un factor potente de desigualdades. En términos simples el actual modelo educacional se reduce a la siguiente sentencia: sólo quien tiene para pagar accede a una educación de calidad. El actual modelo establece que hay educación para los pobres, para la clase media y para los ricos, simulando el dibujo de una pirámide  donde la amplia base es la educación para pobres de baja calidad, al medio está la educación para la clase media (orientada para formar los futuros cuadros profesionales y técnicos intermedios) y arriba el segmento más pequeño para los ricos (el sector llamado a dirigir la sociedad, a constituirse en la elite oligárquica).Se trata, además, de un modelo que permite lucrar con la educación. Se crean universidades sólo orientadas a la docencia y a engañar a los potenciales «consumidores» de sus servicios «educacionales». Menos de un tercio de las universidades existentes (entre privadas, tradicionales y púbicas) sí cumplen con la capacidad de generar áreas de investigación. Aún así, reciben subsidios estatales orientados a la demanda, así estas universidades desarrollan importantes gastos en publicidad, ya que la vialidad «comercial» del proyecto está directamente relacionado con la cantidad de alumnos que logren matricular. Los mecanismos de acreditación son insuficientes y abren espacios para la corrupción de funcionarios e instituciones que terminan otorgando acreditaciones a universidades que no lo merecen. Además, muchas universidades (especialmente privadas) desarrollan descaradas formas de capitalizar su «negocio» por medio de inmobiliarias asociadas al «proyecto educacional» y otros resquicios con lo que se burlaba la ley en cuanto a ser instituciones «sin fines de lucro». En relación a los Centros de Formación Técnica el panorama es aún más desolador. Los mecanismos e fiscalización de la calidad de la enseñanza no son suficientes. Sólo cuando estos centros son denunciados mediáticamente las autoridades suelen intervenir. Ocurre exactamente lo mismo que en muchas universidades privadas: sólo están orientados al negocio, ofrecen educación de mala calidad,  no garantizan lo que promete su publicidad en cuanto a la ubicación de los titulados en el campo laboral, pésimas condiciones de infraestructuras de muchos de ellos,  entre otras situaciones cuestionables.

La educación secundaria y primaria pública presenta fenómenos dignos de ser tomados en cuenta. Por una parte, la mayoría de los colegios, liceos, internados e institutos de formación secundaria, presentan graves condiciones de infraestructura, pésimos ambientes laborales para los docentes, incapacidades de muchos directores para hacerse cargo de espacios de aprendizaje tan importantes en la formación de las personas, deficientes procesos de aprendizaje (altos porcentajes de los alumnos y alumnas que egresan de enseñanza secundaria no entienden lo que leen, por ejemplo), mala calidad de los profesores (productos en muchos casos, de las deficiencias estructurales del modelo que no favorecen una buena formación universitaria y tampoco adecuados cursos de capacitación). Por otra parte, excelentes resultados con menos inversión en el caso de los llamados liceos emblemáticos (Instituto Nacional y Carmela Carvajal, por ejemplo) en comparación a los colegios y liceos particulares que disponen de ingresos varias veces superiores a estos establecimientos. Se establece ahí una favorable relación entre costo y eficiencia, se trata de colegios y liceos que cuentan con los recursos necesarios para un buen proyecto educacional. No es casual que estos centros educacionales emblemáticos pertenezcan a comunas con mayores ingresos que el resto. Comprobando con ello que el modelo «municipal» de la dictadura fracasó, pero también dejando en claro que así como estas comunas cuentan con los mínimos recursos para sostener proyectos educacionales exitosos es posible obtener resultados aceptables. De ahí que se infiera que si el Estado, a través del Ministerio de Educación, se hiciera cargo de la franja de educación pre escolar, primaria y secundaria, se podría avanzar de manera evidente en cuanto a dar una buena educación a los hijos y las hijas de los trabajadores de nuestros pueblos.  Sólo con un compromiso de Estado por elevar los recursos y los estándares de calidad del sistema público de educación en todos sus niveles puede la educación convertirse en un factor de movilidad social y progreso para los pueblos.

 Tal como están planteadas las cosas ya no hay margen para las reformas. Sólo  un cambio estructural que redefina el rol del Estado, con mecanismos de fiscalización y de gestión que impidan la creación de una burocracia que conspira contra esta alternativa, son los cambios mínimos para asegurar un modelo educacional que no siga fomentando las desigualdades. Los anuncios del gobierno de Piñera son los anuncios propios de un sector político altamente ideologizado, incapaz de hacer una apuesta radical como es la que demanda la inmensa mayoría de los chilenos, ya que traicionarían el «modelo».

La mencionada crisis del modelo educativo ha llevado a los estudiantes a organizarse y llevar a cabo una lucha no contra determinadas medidas o por determinadas reivindicaciones puntuales, los ha llevado al cuestionamiento radical del actual modelo educacional.

Se asume que este conflicto requiere soluciones estructurales y no meras reformas que sólo pretenden perfeccionar un modelo que sólo opera como un factor de desigualdad social.  Otra arista del actual modelo de educación es desincentivar la dimensión cívica de la educación. Se busca que los estudiantes sólo se muevan en la dimensión «privada de la enseñanza», carentes de una «voz pública» que se manifieste frente a las diversas contingencias políticas de la existencia social. De ahí que muchos estudiantes se encuentran con los primeros obstáculos para constituir organización en sus mismos centros educacionales. Además de que los mismos programas tienden a minimizar la educación cívica, las horas dedicadas a la enseñanza de Historia y de Filosofía. Es sabido que el modelo procura la formación de «Ignorantes  funcionales» desde la más temprana edad. De ahí que resulta ejemplar que esa misma masa estudiantil esté en las calles movilizándose por una educación pública gratuita y de calidad.


El diez de diciembre de 1983 asumió en Argentina, después de siete años de la dictadura más feroz y sangrienta, el primer presidente de la democracia, Raúl Alfonsín. Yo tenía once años y estaba empezando mis vacaciones de verano. En marzo del año siguiente entraba a séptimo grado, el último de la primaria y por lo tanto el cierre de una etapa. Frente a mí se extendía un panorama inmenso de cosas nuevas, de vida, de nuevas libertades que no solo tenían que ver con las mías personales.

En mi relato no hay nada heroico ni conmovedor. Para empezar, vivíamos en la provincia de Mendoza, en la cual, para confirmar las sospechas de los capitalinos, todo es más lento y tal vez menos espectacular. Pasa menos, sencillamente. Por otro lado, en mi casa no se hablaba de política. Es decir, en mi casa no había un discurso político. En ninguna dirección. Mis viejos no hablaban de política. Tal vez por la crianza de cada uno, tal vez porque ellos mismos estaban ocupados criando, tal vez porque en su mente la política estaba asociada a problemas, tal vez porque simplemente no lo tenían incorporado a su sistema. Muchos años después y en diversas ocasiones hemos hablado y creo que, a la luz de todo lo que sabemos hoy, también ellos, mis viejos, quedaron genuinamente sorprendidos. A la eterna pregunta “¿...pero ustedes no sabían?” contestaban “no sabíamos, no nos lo imaginábamos, no era posible, no creíamos los rumores, estas cosas no pasaban en Argentina”.

De esos años, desde el golpe en el ’76 hasta los primeros años de la democracia, tengo recuerdos que no forman una narración continua, sino más bien retazos que iban formando una percepción un poco borrosa de las cosas, y con muchos huecos que todavía estoy rellenando: la imagen de Videla y otros militares en la televisión, el Mundial del ’78 con el famoso “los argentinos somos humanos y derechos”, Malvinas y el patriotismo exacerbado de ese año, las canciones de protesta, la palabra democracia en todas partes y el para mí repentino descubrimiento de lo enorme de ese concepto, Raúl Alfonsín con su cara de padre protector, la lectura –en casa de vecinos, naturalmente, no en la mía- de algunos relatos del Nunca Más que hasta el día de hoy no han dejado de perseguirme.
 A la euforia de la entrada en democracia le siguieron los años en los que el enfoque cambió, cuándo no en Argentina,  hacia los problemas económicos: la inflación, la devaluación, los cambios de moneda, y la pregunta de si con la democracia también se comía o no. A mí, que ya entonces era una adolescente que fumaba, me preocupaba más el desabastecimiento de cigarrillos en los kioscos. Lo demás, la democracia, ya era un privilegio que otros se habían encargado de recuperar y que nosotros dábamos por sentado.

Los años pasaron, las preocupaciones, las de la gente, las mías en particular, cambiaron. En Suecia por primera vez vine a encontrarme con relatos más cabales de los años de la dictadura, la de Argentina, la de otros países también, desde los libros, pero sobretodo, los que más me impactaron, desde gente que había sido protagonista de esa época. Lo que me impactaba más no era solo el dolor de las historias, sino el desconocimiento que yo tenía de ellas, o,  más bien, el repentino conocimiento de que todo esto pudiese haber pasado al mismo tiempo que nosotros vivíamos “vidas normales”, ignorantes de tanta atrocidad.

Ahora que por fin se está haciendo justicia, ahora que la memoria ha adquirido un lugar preponderante, lo que comprendo es esto: que efectivamente había gente que iba creciendo como yo, bastante ajena a los horrores que se cometían a la vuelta de la esquina. El dolor que un relato de la dictadura despierta en mí hoy se me hace a veces enormemente lejano, aunque le haya pasado a mi gente, en mi tiempo, y esa distancia llega incluso a hacerme sentir vergüenza. Es entonces cuando me pongo a escarbar en la memoria de mi vida en esos años, solo para descubrir que sí, que efectivamente esta suerte de vidas paralelas, de horror para algunos, de cotidianeidad para otros, era posible. Agradecida como debería estar de no haber crecido cerca del horror, intuyo levemente la angustia que sentían muchos sobrevivientes de los campos de concentración nazis justamente por haber sobrevivido.

Por suerte, sé con seguridad que en mi mente ocupada con la entrada a la adolescencia, hubo igualmente espacio para remotamente percibir, aunque no entendiese del todo su magnitud, la importancia de la nueva época que empezaba con la democracia y para, por ello mismo, seguir creciendo en total oposición a cualquier forma de régimen dictatorial. Las secuelas que este tipo de sistemas deja son historias sangrientas y de dolor, de pérdidas y de fracturas de todo tipo, pero también deja la fuerza con la que hemos aprendido a aferrarnos a la justicia, al respeto, a la libertad y a los sistemas democráticos. Eso me acerca a los que sufrieron, y es una secuela bienvenida.